Cuando el fotógrafo y el tenista coinciden en la línea de atención
- Serghei Visnevschii

- 29 sept
- 2 Min. de lectura

Hace poco escribí sobre el incidente entre Medvédev y un fotógrafo en el US Open. Una vez más me recordó: el tenis y la fotografía van de la mano. Siempre estamos cerca, pero debemos permanecer “invisibles”.
Trabajando en los torneos de Grand Slam, he sentido muchas veces esa paradoja: cientos de colegas acreditados alrededor de la pista, pero sólo unos pocos consiguen acceso al photo pit, justo en la línea de fondo. No es sólo cuestión de suerte, es una responsabilidad. Cada disparo allí puede convertirse en historia.

Pero no basta con dominar la cámara. El trabajo de un fotógrafo deportivo exige enorme esfuerzo y paciencia. A veces pasas horas bajo un sol abrasador o un viento helado, cuando un partido se alarga hasta pasada la medianoche. Sientes que ya has capturado todas las fotos posibles: golpes, gestos, emociones. Pero un verdadero profesional sabe: los movimientos en el tenis se repiten, y ese momento único puede llegar precisamente en el siguiente juego. No se puede dejar escapar. Ahí es donde cuentan la resistencia, la disciplina y el instinto.

Así nacieron imágenes legendarias. En Wimbledon 1985, el joven Boris Becker literalmente flotaba en el aire sobre la hierba. Esas fotos quedaron grabadas en la memoria incluso más que el propio partido.
Federer dijo una vez: «En el movimiento captado en una foto está la verdad del tenis». Yo lo compruebo siempre: el carácter, el pulso, la lucha interior del jugador se pueden leer en un solo golpe.

La fotografía ofrece al espectador lo que ni siquiera una retransmisión en directo puede dar. El vídeo puedes rebobinarlo; la foto es eternidad. Por eso Nadal admitió que, a veces, las imágenes le ayudan a revivir las emociones con mayor intensidad.
Nuestro oficio es un equilibrio constante. Disciplina, respeto a los jugadores y a las reglas, y al mismo tiempo riesgo, intuición y la disposición a esperar el instante, incluso cuando parece que ya no queda energía. A veces te sientas junto a la red y entiendes: en un segundo la foto será tuya… o se habrá perdido para siempre.






Comentarios