Mi Primera Experiencia en un Grand Slam
- Serghei Visnevschii

- 4 oct
- 2 Min. de lectura
Mi primer torneo de Grand Slam fue en 2017 — el Australian Open. Viajé a Melbourne con mi hija, que entonces participaba en el torneo júnior. Para mí fue una doble experiencia: por un lado como padre, apoyándola, y por otro como profesional, observando con atención. En aquel momento yo era el redactor jefe de la revista Tenis y del portal Junior Tennis, muy populares en Rusia en esos años. Ya entonces miraba con detalle el trabajo de los fotógrafos acreditados: cómo componían el encuadre, cómo se movían en la pista, qué instantes lograban capturar en plena acción. Yo también hacía fotos de tenis, pero todavía no a ese nivel.

Después llegaron Roland Garros y Wimbledon — todavía en calidad de acompañante. Aquellos viajes fueron una auténtica escuela: observar de cerca a mis colegas, notar los pequeños detalles que en la televisión pasan desapercibidos, enriqueció mi experiencia tanto como mi propia práctica.
El verdadero salto lo di en 2019, cuando obtuve mi primera acreditación fotográfica para Roland Garros en nombre de la revista Tenis. Como aún no era muy conocido fuera de Rusia, la acreditación fue limitada: solo para la fase previa y la primera semana del cuadro principal. Además, el antiguo centro de prensa estaba saturado y no me dieron escritorio. Tuve que arreglármelas como podía — buscando un rincón en la cafetería de prensa o cualquier mesa libre donde pudiera descargar rápidamente las fotos, hacer una edición básica y enviarlas a la redacción.
Hoy Roland Garros ha cambiado. Tras la renovación, existe un moderno centro de medios con más de 500 puestos de trabajo para periodistas y fotógrafos. Pero las exigencias de acreditación siguen siendo estrictas: la prioridad la tienen las grandes agencias internacionales, los periódicos líderes y los medios con trayectoria. Para los fotógrafos, el sistema de rotación es muy riguroso: el acceso a los fosos más codiciados a nivel de pista está estrictamente regulado, y en las rondas finales solo los medios de mayor prestigio mundial logran esos lugares privilegiados junto a la red.
Para mí, 2019 fue un momento decisivo. Fue la primera vez que sentí de verdad la atmósfera del backstage de un Grand Slam como fotógrafo acreditado. Pese a las limitaciones y a las dificultades, fue una experiencia invaluable — tanto para mi crecimiento profesional como para entender cómo funciona por dentro el mundo del tenis mundial.






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